humedad de las regueras
de la sierra, y con ella las hojas y flores del trébol rojo, quiero escribir
unas líneas de esta planta leguminosa, que es más abundante en los prados y cunetas
de mi país natal (Suecia), pero que también crece aquí.
Como todas las leguminosas es una
planta que mejora el suelo, al tener en los nódulos de sus raíces unas
bacterias que fijan el nitrógeno del aire que luego aporta a la tierra al
descomponerse. Por eso muchas veces se utiliza como abono verde, es
decir como una hierba que se siembra para luego ser incorporada al suelo.
Es perenne, aunque no de muy
larga vida: unos siete años en climas frías, mientras no suele vivir más que
tres en climas cálidas. Crece con temperaturas medias, desde los siete grados
hasta los 35. Necesita bastante humedad, y prefiere suelos profundos y no
demasiado ácidos. Tolera la sombra, y crece mejor en las tierras arcillosas que
en las arenosas (estos datos son interesantes para los que tenemos huerta, ya
que al fijarnos en la predominancia espontánea de una u otra hierba, obtenemos
información valiosa sobre el tipo de tierra que tenemos).
El trébol es una importante
planta de forraje ya que contiene muchas proteínas, minerales y vitaminas
(calcio, cromo, magnesio, niacina, fósforo, vitamina C...).
Sus flores tienen también varios
usos medicinales (aunque creo que su
eficacia no está completamente probada para ninguno). Por ejemplo las mujeres a
veces las usan para problemas premenstruales y de la menopausia (igual que la
soja, el alfalfa, el lúpulo y la regaliz, contienen isoflavonas que en el
cuerpo actúan de forma similar a la hormona estrógeno). También se ha utilizado
para problemas de la piel y de las vías respiratorias. Puede retardar la
coagulación sanguínea. Sin embargo, para notar cualquier efecto habría que
tomar grandes cantidades de flores.
Las fotos las hice hace casi un
mes; ahora las plantas están bastante más tristes.
(Lena)
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