Radiografía de un fracaso (Primera Parte)

       Prejuiciosos, Cobardes y Prebendarios

      Ayer llegaron al apartado de comentarios del blog un par de correos que pretendían agraviarme. No solemos publicar este tipo de correos porque deseamos que este sea un espacio de expresión plural y respetuosa, donde se discutan ideas, y no una plataforma para el intercambio de insultos.

     Para eso ya están esos programas de cotilleos, con su diaria escenificación del más rancio y estéril esperpento.

     Tampoco nos gusta tratar cuestiones personales en un espacio como este. Tanto en mi círculo de amistades, como en el grupo de personas que publicamos en Plazanavaluenga, convivo con gente que tiene diferentes sensibilidades y puntos de vista ideológicos. En todo caso, nos une el respeto mutuo, y el interés por las cosas de nuestro pueblo.

     Como estoy preocupado por una serie de actitudes que representan un gran fracaso en nuestra cultura de convivencia comunitaria y democrática, utilizaré este torpe comentario como excusa para poder desarrollar mi argumento. Vienen unos tiempos difíciles, en donde este tipo de personajes suelen salir de sus alcantarillas; la historia reciente de Europa, y la de otros continentes, deben servirnos de advertencia.

     Por lo tanto, haremos una excepción para que ustedes se puedan formar una opinión sobre el contenido del comentario, y lo que nos dice sobre una parte de nuestra sociedad;  luego yo daré la mía.

     Anónimo noreply-comment@blogger.com

     18:02 (hace 15 horas)

     Anónimo ha dejado un nuevo comentario en su entrada "¡Venga, rompa, grite..., Navaluenga invita y paga!":

     Pero gonzalin, de que coño hablas si ha venido usted el otro dia de su Argentina natal?que sabe de navaluenga mas q lo q le han contado?usted fuma sustancias prohibidas?pero va a venir usted a decirnos que tenemos que hacer desde el pais del corralito?que quiere ganarse la vida por estos lares?no sera usted un señorito adinerado venido a menos?tendre que hacer investigacion hacia su persona y su forma de vida,por cierto mantenido de su mujer....seguiremos

     Cuando yo era adolescente y vivía en mí Buenos Aires natal, solía concurrir a unas tertulias que tenían el pretencioso nombre de talleres literarios, porque se suponía que ahí aprendíamos diferentes técnicas de escritura.

     Por tanto trabajábamos con algún párrafo de un libro determinado, y hacíamos unos sesudos y pretenciosos análisis o deconstrucciones de los mismos*. Esos talleres les servían y siguen sirviendo a muchos escritores para ganarse la vida*.

     Les pido que se tomen con la misma seriedad este vergonzoso comentario que me han enviado, y que hagan un análisis semántico y sociológico del mismo. No se asusten, simplemente se trata de buscar qué hay detrás de estas vulgares palabras; en realidad, qué defienden y que esconden, por qué contestan con agravios y no con argumentos.

     Insisto, este comentario  es mucho más importante de lo que superficialmente aparenta,  porque representa a una mentalidad cerril y sectaria, que tiene una influencia mucho mayor de la que podemos presumir.

     Siguiendo los consejos de mis compañeros de blog -sobre que los artículos largos son  poco periodísticos-, voy a acabar aquí y luego proseguiré en un segundo artículo.

     En él les daré mi opinión, y trataré de describirlos. Reconozco que tengo una ventaja; quizás por haber nacido en otro país, siempre estuve atento a estas actitudes, y por otra parte, conozco al sector desde donde se me ha insultado, por ello lo de prebendarios o acomodados.

     No se olviden, cuando la cosa se pudre, las ratas salen de sus alcantarillas.

     (Continuará)

     Gonzalo Quiroga

     *Sobre el particular – la moda de los innumerables y pretendidamente sesudos análisis- les recomiendo leer Presencias Reales de George Steiner

     *Rindo aquí mi humilde homenaje al poeta Enrique Blanchard.  Estimado Enrique, que extraño sitio este para mentarte, ahora tocan otros mares calmos, que anuncian unas nuevas tormentas, diferentes a las tu mar del Japón (alusión al libro Reo de Redes). Suerte la tuya, que sólo viviste para vibrar con las corrientes profundas de la poesía.