Por razones obvias, de todos los encuentros que va a tener Jorge Rulli con distintas personalidades del ámbito de la ecología y de la política europea, este es el que más me entusiasma.
Tengo igual ilusión, por la charla que seguramente organizaremos con Jorge en Navaluenga el día tres o cuatro de noviembre.
Con Uralde charlaron sobre los peligros que el ciego neo-desarrollismo extractivista, supone para un proyecto de izquierdas.
Como se puede ver en Argentina o Venezuela, esa modalidad de crecimiento destructivo y cortoplacista, es una cara más del capitalismo global, solo que con un barniz progresista.
Un proyecto de izquierda en Europa y España, no puede aspirar a ser una repetición del modelo imperante, solo que con un matices izquierdistas y con un asistencialismo basado en la destrucción del tejido y la cultura rural, y el hacinamiento "becerril" en la periferia de las grandes urbes.
Para ese viaje no hacen falta alforjas cargadas de ideales, desprendimiento e ilusión, y es mejor quedarse en casa.
Para ese viaje no hacen falta alforjas cargadas de ideales, desprendimiento e ilusión, y es mejor quedarse en casa.
En Navaluenga, intentaré que Jorge reflexione sobre un tema que conoce muy bien, que es el de los peligros de la agricultura industrial, y sus efectos destructivos sobre el ambiente, la cultura rural, la salud de los habitantes de ese medio, y la ruina económica que supone a mediano plazo.
También intentaré que reflexionemos sobre algunas debilidades actuales del movimiento ecologista, y de como en los pueblos, repetimos, repetimos y repetimos, ciertas miradas muy urbanas de la ecología*.
No quiero extenderme porque le dedicaré un artículo, pero creo que existe una mirada muy superficial, que se basa en los acontecimientos de mayor impacto visual y emocional, en lugar de profundizar en las complejidades del pensamiento de la ecología política.
Corremos el riesgo, de que la sociedad nos vea solo como unos conservacionistas y animalistas, y siendo esto importante, la ecología política abarca mucho más.
Esto último, es solo una charca de agua, en comparación con el océano que abarca la ecología política.
Lamentablemente, en muchos blogs, y páginas, se hipertrofia una mirada animalista, que para más "inri", solo pone el foco sobre un ángulo muy pequeño - y "urbano"- de este problema; repetimos una muy fragmentaria y "sistémica" mirada, propia del capitalismo global, y cada vez que lo hacemos, los "monsantos" de turno, aplauden con las orejas.
Todos los toros que mueren en las corridas durante diez años en España, no suman ni la décima parte de las especies que mueren cuando se talan unas pocas hectáreas en el bosque chaqueño o en el Amazonas, y el sufrimiento de estos animales, es insignificante en relación, por ejemplo, con el de los pollos que se crían muy cerca de nuestras casas y con los que "mal comemos"habitualmente.
Comparen la profusión de artículos, de tiempo y energía, de organizaciones protectoras y la movilización que genera lo uno, y la escasez de lo mismo que rodea un problema mucho más acuciante como el de la industria alimentaria y la agricultura industrial.
Comparen la profusión de artículos, de tiempo y energía, de organizaciones protectoras y la movilización que genera lo uno, y la escasez de lo mismo que rodea un problema mucho más acuciante como el de la industria alimentaria y la agricultura industrial.
El espectáculo que dieron algunos grupos animalistas como el PACMA, en torno al "famoso" perro Excalibur, , fue lamentable, y las 500.000 firmas que juntaron en un par de días para evitar su muerte-aquí no discuto sobre el acierto o desacierto de la decisión- , en comparación de las pocas firmas que se consiguen para otras cuestiones mucho más urgentes, indican el grado de infantilismo social, y la mirada superficial que reina en torno a los problemas ecológicos.
En un tiempo, pensaba que el problema del toro servía como una metáfora disparadora, que conectaba a la gente con otros problemas de los animales y la ecología en general, pero ahora veo que de continente ha devenido, "solo", en contenido, y que ese contenido "infinitesimal", pero que se repite una u otra vez, ocupa un espacio, que no solo le quita al resto, si no que empobrece la reflexión sobre algo tan complejo y poliédrico.
Lamentablemente, en comunicación el espacio es escaso y finito-como los recursos en ecología o economía-, y estamos sobre-saturados de mensajes unidireccionales e in-fértiles.
En el caso de Equo, sería ridículo que se nos identifique solo con esa mirada y con un cierto barniz conservacionista, y sería también, un tremendo error político.
Dicho esto, me ofrezco con resignación y entereza, para mi sacrificio ritual, y si puede ser mediante el rito maya, todavía mejor, porque es más "cool" y a los ecologistas de ciudad, les molan muchos estas historias.
Dicho esto, me ofrezco con resignación y entereza, para mi sacrificio ritual, y si puede ser mediante el rito maya, todavía mejor, porque es más "cool" y a los ecologistas de ciudad, les molan muchos estas historias.
Gonzalo Quiroga Arzeno.
* Me duele que esto ocurra en muchas páginas o blogs de Equo.
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