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viernes, 22 de noviembre de 2013

         

 El gaucho de hoy, ya no se piensa en el silencio de la llanura
 ni en el canto de la calandria.

 Si antes se buscaba en la quietud y el silencio, ahora
 "se huye" en la renovada repetición del mismo ruido.

 En la tienda del pueblo exhiben unos pájaros embalsamados
 junto a las flores de plástico importadas de "la China".

 Ayer, uno pasó con un silbo largo, sin ver al tendero,
 oteando la lontananza,
 sin saber lo que buscaba
       
 Bordeando los señalados amaneceres, lo inquieta-¿todavía?-
 un aire de su canto, y piensa que lo mentan,
 desde la profunda,
 llanura.

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