Páginas

martes, 15 de septiembre de 2015

La democracia secuestrada: Medios de comunicación, España, y nuestro pueblo.


Cuando vemos a Inda con sus cartelitos y su gritos e interrupciones, o a Rojo con sus rutinarias faltas de respeto, nos preguntamos, si lo que estamos viendo es un debate político, o un mal sainete político, o un híbrido entre las horteras tertulias del corazón, las huecas tertulias deportivas, y un debate político.

A veces el conductor aparenta agobiarse por las continuas interrupciones y gritos, pero, no nos engañemos, la ciega polarización del debate-blanco o negro-, constituye la estrategia central de este tipo de programas.

La presencia del agresivo Inda, del maleducado Rojo, o del gesticulante Marhuenda  es una exigencia del "mercado", simplemente porque el "espectáculo" que montan, "vende" y da "rating".

Por lo tanto, la labor pedagógica que debería estar ligada a este tipo de debate o intercambio de "ideas"- desde los "Diálogos de Platón", hasta hoy, cuanta agua a corrido bajo el puente-, queda relegada ante la necesidad del espectáculo "basura".

Esta forma simplista y polarizada de debatir, con mensajes efectistas y muchas veces descalificadores para con el que se sitúa en el otro extremo, decía, que estos mensajes y formulas de debate, son muy funcionales a la derecha ideológica que siempre tiende al inmovilismo, al alarmismo social-que nos invaden los africanos, o que vienen los radicales chavistas, etc-, porque iguala todo en un mismo y paralizante, "ruido".

Las posturas progresistas necesitan matizar y explicar lo que dicen, porque vivimos en sociedades complejas donde las soluciones no se logran desde postulados maximalistas- otra vez, "blanco o negro"-, sino desde miradas abarcativas y abiertas; un problema añadido es que estamos "impregnados" y se ha naturalizado  el mensaje de los "neo-mercachifles", y que este lo invade todo y tiende a la "infantilización" social; prefieren televidentes apáticos  y le temen a los ciudadanos que participan y están realmente informados.

A la vez que los problemas se vuelven más complejos, desde los medios de comunicación y los grupos de poder que los financian se nos intenta "intoxicar" con mensajes simplistas, como si la disyuntiva solo fuese elegir entre "una pepsi o una coca cola".

Por otra parte, es tal su dominio sobre la opinión pública, que han logrado transmitir el mensaje de que políticos como el nuevo líder laborista en Gran Bretaña, Jeremy Corbyn, o Pablo Iglesias en España, o Alexis Tsipras en Grecia, son unos  "radicales de izquierda", cuando sus propuestas son simplemente socialdemócratas, e incluso palidecen frente a las que circulaban hace unas décadas.

En este sentido nuestra democracia se encuentra secuestrada, porque no "se permite" que la población pueda realmente "informarse"- algo curioso en la era de la "información"- y conocer las opciones que hay en juego, y por otra parte los intereses económicos de las grandes empresas- Iberdrola, o Telefónica, o ACS, por ejemplo- estrechan hasta límites "asfixiantes" el margen de acción de nuestros gobiernos.

Por lo tanto es normal que en nuestro pueblo "alguna" gente diga con toda seguridad,  total contundencia y sin inmutarse, cosas como : "que los inmigrantes nos quitan las prestaciones sociales"" que los catalanes son x" o "que Iglesias quiere que seamos Venezuela", , "o que los ecologistas lo único que hacen es joder", etc.

Lo peor es que algunos no logran conectar dos afirmaciones, y por un lado afirman "que los ecologistas son demonios..", y por otra se alarman ante la última ola de calor, la muerte de las abejas,y el cambio climático.

En este contexto, también resulta natural, que un alcalde que no ha denunciado penalmente a una fundación que "engañó" a su pueblo, que beneficia a los suyos y castiga a los que piensan diferente -con trabajos, obras, o infraestructuras, "a ti te hago la calle, a ti no"-, y que ha dejado, primero como concejal y luego como alcalde,  que algún constructor "destruya" la línea arquitectónica del pueblo, decía, que en este contexto es muy normal que Armando diga que él es de los que "realmente sienten" al pueblo, y se permita, como en la pasada campaña, decir que otros somos foráneos*, y que a nadie le llame la atención, o le resulte una broma de mal gusto.

Pero todas estas cosas se producen en un tiempo donde no nadie debate "de verdad", y desde los medios y desde la política se fomenta la "abulia" mental, porque de otra manera a nadie se le ocurriría que un periódico de tirada nacional acuse a Carmena de arrancar "flores autóctonas" o que Aguirre intente mostrar a la alcaldesa como una política extremista, y demás pavadas por el estilo.

Por lo tanto, si dirigentes del calibre de Aguirre o del xenófobo Albiol, o medios como TVE, o La Razón, se expresan con los huecos prejuicios que lo hacen, tampoco deberíamos esperar de El Diario de Ávila, Rubén Rodriguez, Agustín González, o nuestro alcalde, sean diferentes.


Gonzalo Quiroga Arzeno.

* No olvido como hace unos años, en la puerta del Ayuntamiento, simplemente me dijo que me vaya porque aquí no me querían; para atreverse a decir eso, hay que sentirse como el representante de una única verdad, que por otra parte sería la misma que defiende cada una del las diversas personas de este pueblo; este sentimiento  "patrimonial", donde alguien se erige como la voz "del pueblo", y no como un simple representante de sus "polifónicos" vecinos, es una actitud muy común en el caciquismo-nepotismo-.


No hay comentarios:

Publicar un comentario