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lunes, 6 de octubre de 2014

Mariano "El Cínico".


Sigue siendo el mismo señorito burgués, que envuelto por el humo de su puro y con una mirada displicente, veía pasar a la gente, a través de los ventanales del Casino de Pontevedra.

La lluvia fina, y la neblina, que son habituales en aquella zona, colaboraban con esa visión borrosa y alejada, que Don Mariano, siempre tuvo de la gente común.

A él, solo le interesaba vincularse, con el resto de los socios del "casino".

Un amigo mío, con su candidez y bondad habitual, lo justifica diciendo que esa actitud es consecuencia de algunos complejos de juventud, que lo mantuvieron más ocupado de sí mismo, y con problemas para relacionarse con los desconocidos.

Puede que sea así, pero a mí como ciudadano, me interesa su personalidad "política" y esa personalidad me inquieta enormemente.

A lo largo de su carrera política, solo se interesó por seguir vinculándose con los socios del "casino", y no tuvo ningún reparo ético en pactar con los corruptos y en mirar a otro lado.

Debo reconocerle, que es un gran conocedor del carácter mediterráneo, y que con esa parsimonia tan consustancial a él, y que se adapta tan bien a nuestra carácter variable y poco entregado a la persistencia en la defensa de la ética pública, decía, que debo reconocerle que le ha servido para mantenerse en la primera línea de la "caspa" política.

Quizás soplen otros vientos, y su displicencia soporífera, y sus triquiñuelas sedantes, propias de un "tiempista" resiliente y sin ideales, ya no le alcancen.

Acaba de morir en Buenos Aires, el presidente de la asociación de fútbol profesional, un mafioso, de origen gallego,  que estuvo décadas en ese puesto, y que tenía un anillo con este lema grabado:

TODO PASA.

Su paisano pontevedrés, comparte con Julio Grondona, la misma mirada cínica y pragmática, que prioriza la "pertenencia" por sobre la decencia.

La humareda de su puro y los múltiples "plasmas" entre los que se esconde, ya no le alcanzan; mientras tanto, para ganar tiempo,  sigue ensayando una displicencia cada vez menos creíble, porque los ventanales ya no le protegen de la gente que le señala, y los socios que todavía quedan en el "casino", comienzan a tener problemas con los tribunales.

Parece que Don Mariano, a pesar de los tintes y los afeites con los que se prodiga,  se está quedando viejo, y se adapta más a algún personaje de las novelas de Leonardo Sciascia, que a un político con vigencia y futuro en la política española.


Ahora que lo pienso, Mariano Rajoy, hubiese sido un gran dirigente de aquella Democracia Cristiana Italiana, pero al igual que a aquellos "mafiosi"- Alcide De Gasperi, Giulio Andreotti, etc.-, tambiénn se le ha pasado su tiempo.



Gonzalo Quiroga Arzeno.






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