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miércoles, 26 de junio de 2013


...el hombre avanzaba con un andar cansino en dirección a la plaza, se cruzó con un par de conocidos y notó que no se habían percatado de su presencia; al cruzarse con un tercero y notar cierta actitud huidiza, se inquietó un poco.

"Será por lo que escribi ayer, pero si hablaba de cuestiones públicas, o es que aquí no es tolerado; en fin, para un hombre del diecinueve, marcharse a la ciudad significaba ganar en libertad de expresión, tolerancia y escaparse un poco del control que ejercían los poderes fácticos como la iglesia, ciertas familias "notables" del pueblo, y los alcahuetes de turno, pero ahora no creo..."

Ya en la plaza se encontró con un amigo que estaba tomando unos sorbos de agua de la fuente, y que fue de las primeras personas que le brindó su hospitalidad en el pueblo.

Pepe, que me he cruzado con esos que tienen un bar cerca de tu casa, esos que los llaman " los franciscos", y me parece que me evitaron o algo así.

Ayer te he leído, y como has mentado determinadas cuestiones en las que están involucrados unos conocidos suyos, que son una familia muy influyente, y has hablado del alcalde y su prima trabaja para el ayuntamiento y...

Pues sabes lo que te digo, si ellos quieren restringirse su libertad, que lo hagan, pero yo voy a seguir opinando en voz alta; si la conveniencia, el miedo, o el "mejor en eso no te metas y con ese no te juntes" los atenazan, allá ellos; hasta hay alguno que piensa que las mujeres son un apéndice del hombre, como si fuesen un brazo o una pierna más, porque a la mía, que nunca ha hablado de política en público, me parece que el otro día alguna borrica le hizo un feo...

Sabes qué, dime tu correo, que ya sabes, lo he extraviado, y unos de estos días te mando algo; esa pobre gente, esos pobres "reyezuelos de pueblo" que se sientan sobre unos privilegios que tienen menos legitimidad que un "pedo de mi burra", ya me están aburriendo un poco, y sin darme cuenta me estaba domesticando...

Y tú, sabés que, !amigazo¡, aunque me quede tan solo, que la única que me escuche sea el agua que corre por esta fuente, no volveré a preocuparme un segundo más por "el que dirán", parece ingenuo, no?, pero ellos agachan la cabeza con esa actitud, ellos coartan su libertad,allá ellos, ya me parecía raro que se envíen tantos anónimos, ¡ hombre !, lo entiendo, todavía parece que conviene...

Se saludó con su amigo Pepe, y continúo caminando hacia el río, era el mismo, solo que su caminar parecía más agil y liviano; y si ustedes me preguntan sobre lo que evocaba en su andar, yo les respondo con una sola palabra: LIBERTAD.


( El párrafo quincuagésimo noveno del siempre inacabado libro "Famiglia e Omertá", al que para restarle cierto aire cursi y solemne del final- pero necesario, !cojones¡-, denominaremos "El pedo de una burra")

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