Esta última semana he tenido tiempo de ver varias
películas. Entremedio de un documental sobre Argentina, “Memoria del saqueo” de
Fernando E. Solanas (está en youtube, lo recomiendo – sobre todo por el
paralelismo con nuestra situación actual ), y un documental sobre unos monjes
zen en las montañas chinas, el otro día me senté en el sofá para ver “Saturday
Night Fever” (Fiebre de Sábado Noche), ya que me apetecía ver algo menos
trascendente.
La ví hace muchos años, de
adolescente, y tenía la idea de que era una película divertida por lo hortera.
Pero resulta que era mucho mejor
y más interesante que lo que recordaba. No sé si a los 17 años tenía poca
sensibilidad, pero no recordaba ninguna de las escenas que ahora más me movían.
Una de ellas es cuando Tony (John
Travolta) sale del café donde ha estado hablando con la chica con la que está
intentando ligar de una u otra forma. Cuenta un poco sobre lo que el baile
significa para él y dice que le gustaría sentir la misma intensidad en alguna
otra cosa, aunque no sabe todavía en qué (...con sus casi veinte años, se da
cuenta de que se está haciendo mayor, y de que el baile en las discotecas no es
para siempre...).
Y otra es la competición, quizá
la parte central de la película, cuando Tony está mirando bailar a la pareja de
puertorriqueños. “Ellos sí que son buenos”, dice, mientras sus amigos que están
encerrados en sus enfrentamientos entre grupos responden que no, que sólo están
ensuciando la pista. Y cuando él y su pareja reciben el primer premio, sólo se
queda asquado de las mentiras de todos, asqueado de recibir un premio por ser
él “de la familia” en lugar de pertener a “los otros”, como los
puertorriqueños.
Ese anhelo de sinceridad me
resulta muy bonito, igual que la relación de Tony con el baile como algo que exige
entrega, disciplina, concentración.
He buscado estas escenas en
youtube, pero sólo he encontrado una parte de la competición. Aquí la pongo:
Y aunque siempre he pensado en la
sinceridad como una de las cualidades más importantes de la gente, creo que
ahora la necesito aún más - por todas las mentiras que nos toca oír y leer día
tras día.
De algunas de esas mentiras
escribe Juan Torres López en su artículo “Un año de mentiras, de paro y
desahucios”, publicado en Público el 27 de diciembre. Aunque no sea nada nuevo,
copio un extracto aquí:
“...El
Gobierno de Rajoy se empeña en sostener la gran mentira que supone afirmar que
realiza una política de austeridad que puede llevar a resolver el problema de
la deuda y generar más actividad cuando la realidad es que así solo se consigue
debilitar los servicios públicos para facilitar más tarde su privatización. Nada se va a ahorrar con esos
recortes. Sabemos a ciencia cierta que provocarán una subsiguiente caída de
la actividad que disminuirá aún más los ingresos y que, cuando se privaticen,
los servicios serán más caros no solo para los usuarios sino para las
administraciones públicas, tal y como ya ha ocurrido en otros países. Ni
tampoco se va a conseguir que disminuya la deuda desmantelando las fuentes de
generación de ingresos, no ya a medio y largo plazo sino incluso a corto,
porque la deuda sube como la espuma por la suma ingente de intereses que van a
la banca privada y por la caída de ingresos, y no solo porque haya más gastos
corrientes...”
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