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miércoles, 28 de noviembre de 2012

Agustín González González: "El nombre del poder en Ávila"



Don Agustín es un personaje que ha vuelto a ser noticia últimamente por su comparecencia ante la justicia por sus responsabilidades en Bankia.

Muchos de sus paisanos han sufrido las consecuencias de la mala administración de la Caja Ávila que el presidía, pero al parecer Don Agustín no ha tenido que rendir cuentas por ello. Ya se sabe, por estos pagos el silencio manda.

En fin, dentro de sus "infinitos" cargos Don Agustín es Presidente de la Diputación de Ávila - esa obsoleta institución que Don Mariano no osa "racionalizar"-, y por tanto es el jefe de nuestro Alcalde en el "silente foro".

Al final del artículo encontrarán algunos enlaces que les pueden informar sobre el alcance del poder este personaje.
Muchos de los artículos son de gente que no reside en nuestra provincia, en fin, será casualidad.

Este diálogo ficcionalizado lo escribí en el pasado verano y lo he tenido algo olvidado en una carpeta.
.
Les pido diculpas por los errores de edición que son motivados por mi impericia informática.


Soliloquios en la huerta

La huerta es un buen lugar para reflexionar. Muchas veces, mientras realizo mis labores, reflexiono sobre alguna cuestión vinculada con las cosas que nos pasan por estas tierras.

Hoy intento indagar sobre la cultura política que tenemos en la provincia, e "invoco" a Agustín González González para que me resuelva algunas dudas.

No les parece que este personaje es una presencia "casi mitológica" en esta tierra, un "pastor" asturo y cauto que desde la altura de un peñasco controla la legendaria inmovilidad de un orden ya establecido para siempre en nuestra provincia.




Don Agustín: “¿Todavía sigue ahí?”                  
                                
                                        (Segunda Parte)
                                                    

                                                                                                                                                  

Cuando el hijo de Pedro Páramo llegó a Comala, el pueblo al que su padre había dominado y envilecido, solo encontró almas en pena o fantasmas.
Muchas veces, cuando de camino a Ávila paso por nuestra “Paramera”*, recuerdo esta novelita con cierto pesar.
No le parece, Don Agustín, que sus paisanos de Ávila nos podríamos hermanar con los de Comala en esa desdichada circunstancia. En términos políticos, ¡claro!, pero es que la política es muy ancha, y con ella nos vamos haciendo de una cierta manera, como seres humanos y ciudadanos.
Cuando un vecino es perjudicado por pensar de forma distinta al alcalde x, y no decimos nada, cuando gano una concesión por ser amigo, cuando normalizo con mi trato condescendiente al alcalde corrupto, y aquí no pasó nada, las mil veces que no hablo por que no conviene, y cuando me consuelo con la sempiterna frase: aquí las cosas siempre fueron así.

Usted que estudió filosofía, sabe que para los griegos, un hombre que no ejerce de ciudadano, es un hombre incompleto. El destierro de su comunidad, era el peor castigo que se le podía dictar a los hombres de la Antigua Grecia, por que perdían su estatus de ciudadanos libres y partícipes, y de alguna manera eran borrados, convirtiéndose ellos también en almas en pena, o fantasmas.
No le parece también, que como castigo estos ciudadanos podrían haber sido desterrados a nuestra provincia.

 Mire, le voy a contar algo que me sucedió con una amigo, cuando recavaba información
para escribir un articulillo sobre usted.    
Pepe, vamos a llamarlo Pepe, es un tío cabal y comprometido, que acostumbra a enfrentarse con cuanta injusticia se le presenta, y no le importa perder oportunidades de ascenso socioeconómico por no estar con los que mandan en nuestra provincia.
Digamos que es uno de esos raros pájaros, que sobrevuelan por nuestro enlodado corral. Cual no fue mi sorpresa, cuando escuché su respuesta; ¡escúchela!, le va a gustar.
“Sobre este señor, te doy la información que tenga, de hecho existen unos cuantos correos “anónimos” navegando por la red, donde te dan pelos y señales. “To pa mí”, es muy conocido por estos lares, pero nadie dice esta boca es mía, ¡y esta vez yo no quiero ser la excepción, tu sabes que tengo una familia que alimentar y hasta ahí no quiero llegar! Nunca se sabe lo que puede pasar, tu sabes lo fuerte que golpea la crisis, y la empresa en la que trabajo se puede ver perjudicada….  .”.
¡Fíjese!, si hasta la crisis para la que usted ha puesto su granillo de arena- su gestión en Caja Ávila, el opaco funcionamiento de la Diputación, el manejo discrecional de las ayudas europeas, etc....-,  puede ser una inesperada aliada. No sea humilde, usted concentra un gran poder político, económico, y hasta simbólico, con la fundación Santa Teresa.

En fin, olvidemos estas naderías y preguntémonos por algunos personajes de nuestra historia reciente.
Como usted sabe, me gusta pasear por la región, y algunas veces me acerco hasta Hoyo de Pinares para visitar a un amigo. Antes de llegar, debo cruzar Cebreros, y ¡ay!, otra vez los recuerdos.
 Que opina usted que pensaría Don Adolfo Suárez, si por un momento pudiese salir del sueño en que está inmerso, y sobrevolara un poco sobre nuestra provincia. Él que en su etapa como presidente, cultivó el diálogo y la convivencia, y al final fue derrotado por los sectarios y cerriles.
¿Quienes pensaría que gobiernan la provincia, los cultores de lo primero o de lo segundo?
Pero dejemos descansar a Don Adolfo, y vayamos a un fantasma que sigue cabalgando por nuestro particular páramo político.

Algunas noches de verano, cuando subo a “El Barranco”* para regar mi huerta y disfrutar un poco de la fresca, escucho como desde el lado de Gredos, retumba el sonido de unos cascos; A veces parecen muchos, casi una compañía entera, con un regular y monótono cabalgar. Los perros permanecen en silencio, como si reconociesen el familiar y rutinario paseo del amo. Sospecho, Don Agustín, que por las noches, las herrumbrosas estatuas ecuestres del caudillo, son activadas por algún extraño mecanismo- tanto palio y devoción para algo servirá, digo yo- y salen de sus depósitos para galopar por nuestra desolada provincia. Usted pensará que estoy loco, pero no me puede negar que por aquí todavía se respira un cierto aire de otra  época, no?.                                                                                                                                                                                                            


En todo caso, se lo pregunto, por que usted parece ser un fiel albacea de su legado. Hablando de memorias custodiadas, no le parece que guardar el legado de Teresa de Ávila y el de este personaje, puede resultar algo contradictorio. Si, ya sé, vestimos a Teresa de “Santa”, olvidamos a la mujer con espíritu crítico, le tapamos la boquita, y santas pascuas. Es curioso, pero hasta para guardar la memoria, apelamos a la desmemoria.
Es usted un libro abierto, nunca acabo de sorprenderme de su pragmatismo político.
Sospecho que necesitaré de algún artículo más, sobre todo para mentar la bella historia de aquella solitaria viejecilla, y sus valiosas fincas de la zona de Gredos – el juicio salió regular, no?-, y también para ensalzar a nuestra tan ponderada prensa local. Hace un tiempo, un preclaro periodista local, lo describió como el hombre que habla con las piedras; y yo me pregunto, quien mejor para responder a mis solitarios  y estériles devaneos, que alguien que conoce tan bien el mudo paisaje de nuestra provincia

Bueno, lo dejo con sus lecturas, yo sé que le gusta Hobbes y su omnipresente Leviatán, ese monstruo que tiene la virtud de hacernos creer que siempre nos está observando. ¿Será por eso que en Ávila nadie se atreve a significarse?, o al igual que yo, todavía escuchan el sincrónico retumbar de unos cascos. ¡Dígame¡ no nos atrevemos a pasar del chascarrillo crítico –“to pa mí”-, por que el orondo jinete todavía galopa en nuestras mentes; ¿Será por eso?
¿O será que de tanto callar, también nosotros nos vamos transmutando un poco en fantasmas?


En fin, de la única certeza que tenemos todos sus paisanos, es que mañana, cuando nos levantemos, silencioso, astuto, y vigilante, el dinosaurio seguirá allí*.





Gonzalo Quiroga.

* Ya saben, la realidad a veces supera a la ficción.
*  El puerto de “La Paramera”, se sitúa entre “El Barraco” y la ciudad de Ávila.

*El Barranco está situado en la zona alta del pueblo. En este bello enclave, se            sitúan unas cuantas huertas que son regadas con el agua de las distintas vertientes que baja de la sierra.

*" Robo" evidente a un famoso cuento corto del escritor guatelmateco Augusto Monterroso.

*Para hacernos cualquier sugerencia o aportación de información, no dejes de escribirnos a g-quiroga@live.com  o a vocesdenavaluenga@gmail.com o de realizar un comentario en nuestro blog. Para ingresar debes escribir www.plazanavaluenga.blogspot.com  en la parte superior de tu pantalla.

*Todo lo expuesto en este artículo, es exclusiva responsabilidad de su autor.

*Agradecemos a Arsenio Escolar, y a algunos otros periodistas que escriben en periódicos de escala nacional, por seguir este tema. De alguna forma, nos sentimos arropados, y les agradecemos por ello.
Intentaremos hacer llegar a distintos medios, nuestras opiniones sobre este tema.



Enlace:-http://www.escolar.net/MT/archives/2011/10/un-politico-trece-cargos.html

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