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lunes, 1 de diciembre de 2014

Elementos incriminatorios para mi "juicio sumarísimo".





La anécdota pueril, por la que escribo esta carta "pública", es la solicitud elevada a la coordinación federal, pidiendo mi expulsión o mí reconvención- literalmente: "que le den un toque"-, por parte de una afiliada, y sobre la que obviamente no voy a entrar a discutir en este lugar ni en ningún otro que no sea el de Ávila, por pudor, sentido del ridículo, y vergüenza ajena.

La anécdota es solo una excusa para escribir sobre el tema que esta en discusión, la ecología política desde la ruralidad, las "interferencias" que condicionan nuestro trabajo en este medio, la necesidad de re-definir algunas prioridades y urgencias y  de  desplegar de forma "integral" y argumentada "todas" las vertientes de la ecología política.

Mi turbación es suscitada porque algo tan obvio no se entienda por parte de alguna gente que se supone debería estar imbuida de la trama donde se "ligan" las distintas ideas y valores de la ecología política; , en fin, quizás, algo no hemos hecho bien del todo en la "comunicación" de estas ideas, y en una labor pedagógica sobre las mismas..

Decía que debo confesar que esta anécdota algo sonrojante y pueril, me sirve para difundir un tema que hace un tiempo me preocupa.

Se me acusa de apostasía por sostener esto:


" En la ecología política cabe el animalismo, pero en cierto tipo de animalismo acotado, no cabe toda la ecología política".


Como soy un ecologista y por tanto un animalista, que reside en el "medio rural", me preocupa especialmente la preeminencia de esta mirada acotada y unívoca, porque nos cosifica, y por lo tanto, nos invisibiliza y no nos permite desplegar la amplia "sinfonía" de la ecología política ante nuestros paisanos.

Digamos que en un país que fue "pura ruralidad" hasta hace muy poco, no tenemos un José Bové, o alguna de las asociaciones o cooperativas agrarias de Francia u Italia, y que ayudan a transmitir tan bien algunos valores de la ruralidad desde la misma "ruralidad".

Pero vamos al grano, lo que cuestiono es el hiper-trofiado "espacio comunicacional" de determinadas campañas animalistas, por ejemplo la de los toros, en relación con otras cuestiones más urgentes para nuestro medio rural, y que paradójicamente, son la condición de posibilidad de las campañas animalistas, porque sin un medio rural "vivo", quedará poco por defender.


No es una cuestión baladí la del "espacio comunicacional", y eso lo saben los expertos en estas cuestiones, porque la gente admite determinada cantidad de información sobre determinados temas, y lo que han recibido mis paisanos, y en la "forma" que les ha llegado, insisto, nos cosifica y nos reduce a una sola cuestión.

Repito, estando de acuerdo con el fondo- y ya es muy sintomático que me vea obligado a aclararlo-, muchas veces no estoy de acuerdo con la forma, y sobre todo con el espacio desmesurado en relación con el animalismo en general, y el resto de los problemas ecológicos .


En este sentido, creo que algo de eso que no hemos hecho tan bien, es causado por una mirada urbanita de la ecología, y de la forma de "comunicar"la ecología.

Creo que hay muchos animalistas que entienden esto, pero por alguna razón - quizás los medios de comunicación tengan algo que ver-, se ha impuesto la visión de una minoría.

Que sentido tiene que las páginas de Equo y otras organizaciones sirvan de repetidoras de la milésima foto sobre, por ejemplo,  los toros- entra en la de Equo Ávila, y mira las fotos-, cuando en nuestros pueblos ni hemos empezado a hablar de cuestiones con las que se supone deberíamos tener una mejor recepción, como la del auto-abastecimiento, la PAC, o los residuos.

Cuanta gente está trabajando estas cuestiones en relación con la de este animalismo acotado, pues lo diré, la relación es de uno a cien; solo hace falta ver cuantos estábamos en la equomunidad en el grupo rural, y cuantos en el animalista, y ya no te cuento cuantos eramos en la PAC.

Como sostenía anteriormente, todo cabe en la ecología, pero para que eso ocurra, debemos equilibrar los espacios y las prioridades, porque en caso contrario, no podremos derrumbar el muro que nos separa de muchos vecinos de nuestros pueblos,  y no podremos hacer penetrar determinados mensajes vinculados a la alimentación de cercanía y las producciones locales, a la des-población y des-ruralización compulsiva, a la preservación del medio, los residuos, etc, etc,etc.

Obviamente que si por una cuestión comprensible, pero de táctica electoral de corto plazo, o por una cierta desgana, hemos renunciado a dar esa batalla, entiendo que no tengo sitio en esta organización.

El animalismo, como bien saben, también se defiende entendiendo la complejidad- que no complicación- tanto del mundo "globalizado" que nos toca vivir como de la ecología.

Saber que el maíz transgénico o la soja transgénica con el que se elaboran muchos alimentos que consumimos en Europa los humanos y los animales-piensos-, provienen de tierras donde se ha arrasado con los bosques para poder cultivar, donde han muertos miles de especies de la peor forma, y que si no trabajamos intensamente sobre el sistema alimentario, no solo destruiremos el planeta y cada vez nos enfermaremos más, si no que en unos pocos cientos de hectáreas, morirán muchos más animales- carpinchos, jabalíes, jaguares, golondrinas, bogas, iguanas, - que en diez años de corridas de toros o de caballos destinados para hacer mortadela; por no hablar de la siniestra tortura a la que son sometidos los pollos que comemos.


Entiendo la dificultad de abordar determinados temas, pero ¿como los estamos trabajando en los pueblos?, cuanta gente hay en relación con otros sectores.

Por ejemplo, por razones económicas obvias, no podemos pedirle a la gente que deje de alimentar a sus perros con estos piensos, pero estaría bien que estas asociaciones se agrupen y presionen para que determinados componentes del pienso no se compre en determinados lugares.

Habríamos logrado desplegar todos juntos "la trama" de la ecología política, y como mínimo, habríamos iniciado una gran labor pedagógica.

Cuando llegué a España, pensé que la cuestión del toro, cumplía una labor más ambiciosa que la de luchar solo en contra del maltrato de este animal, y que más allá de las adherencias ideológicas, sociológicas y culturales que conllevaba esta cuestión,  el toro era "una gran metáfora" o un caballo de Troya preñado de mensajes que acercarían a la gente a la ecología.

Con los años veo que no ha salido de una mera autorreferencialidad paralizante, que se ha vuelto puro "continente", y que si es metáfora, lo es del triunfo de la fragmentación en los mensajes.

Mientras flotamos agarrados a estos fragmentos, los " monsantos de turno" aplauden con las orejas, porque entramos en la lógica de la dispersión que tan funcional es al capitalismo global, y nos alejamos de la urdiembre, nos alejamos de la trama; la forma en que vivimos, y en la que nos alimentamos, es la cuestión central que debemos abordar desde el lugar más visible posible, y dejarnos de tanto "cartelito fragmentario", que no despliega una mirada integral de la ecología.

Fíjense que paradoja:

La ideología que abrazan mucho de los más fervientes y casposos defensores de las corridas de toros, es la que esta des-ruralizando nuestro territorio, y a su vez, acabando lentamente con la afición a estas corridas; incluso para luchar contra las corridas, debemos pensar sobre estas contradicciones, y no abusar de los carteles que apelan a nuestra sensiblidad, pero son pura autorreferencialidad, debemos, por lo menos complementarlos con un discurso más abarcativo.

Peleamos como toros enceguecidos en el ruedo, atraídos por la sangre cercana, y no le damos espacio a la devastación brutal - para animales, seres humanos, bosques, ríos-, "la sangre aparentemente lejana", que acarrea la forma en que vivimos y nos alimentamos.

La comunicación, compañeros, la comunicación, otra vez vuelvo al pueblo, cuanto de esto verán mis paisanos, detrás de la máscara con cuernos en que nos han convertido.

Es necesario que mencione la importancia de luchar contra el TTIP ,  en relación conel bienestar animal.

Tenemos que trabajar con todos los animalistas e integrar a los que estén fuera-pocos pero influyentes- dentro de la trama, y esta provocativa imagen que coloco al final, no debería ser siquiera verosímil, y lamentablemente lo es.

Son gente magnífica con la que debemos trabajar sobre los equilibrios, los espacios, y las urgencias, de todos los animales.

Compañeros, esto no es un reproche a nuestra organización, solo una constatación de un estado de cosas:


Cuando solicitamos un simple asesoramiento legal para luchar contra una fraudulenta fundación- Fundación de Golf Castilla y León- que había construido y expoliado el campo de golf que ocupa una parte de "nuestra dehesa"- donde todavía pastan en veranos caballos, cabras, vacas-, toma ilegalmente agua del río, etc,, no pudimos contar con esa ayuda de Equo; me alegra que para luchar contra la subasta de caballos soltados en Gredos,  ¡unos compañeros puedan contar con todo un equipo de abogados.


Pero quizás esto sea sintomático del desequilibrio del que hablo.

En fin seguiré en Equo difundiendo los valores de la ecología política si lo creéis pertinente, y en caso contrario lo haré con otra plataforma.

Por supuesto, agradezco a muchos compañeros de Equo  la buena disposición que siempre han mostrado.

Saludos,


Gonzalo Quiroga Arzeno/Navaluenga/Ávila.


 * Estoy afiliado a Equo, y soy miembro del Grupo de Reflexión Rural de Argentina.

1 comentario:

  1. Dar maíz/soja a las vacas es otra forma de tortura siendo además producido contaminando el hábitat y eliminando animales en otros territorios.


    Suerte y salud.

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