El otro día murió un hombre bueno.
Recordamos con gratitud las conversaciones que manteníamos con Goro en la plaza, su sempiterna amabilidad, la fidelidad con que guardaba sus valores e ideales de justicia......y también le agradecemos por haberle regalado cientos de sonrisas a un niño, en esas tardes en las que la ilusión, tenía la forma de una manzana.
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