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sábado, 17 de mayo de 2014

Contrastes

Hasta a mi me llegó ayer el oleaje del revuelo causado por Miguel Arias Cañete con sus comentarios acerca de la "dificultad de debatir con una mujer" y su "superioridad intelectual" (la de él, se supone).

Si hubiera algún premio para los Comentarios Más Ridículos Y Engreídos Del Año, yo sin duda nominaría estos del principal candidato del PP para las elecciones europeas. Aunque hay tantos otros con los que tendría que competir...

Por la noche me busqué algo más inspirador, y puse el DVD para volver a ver el documental "Searching for Sugar Man". Su joven director sueco, Malik Bendjelloul, trágicamente murió hace unos días y un amigo me había recomendado el programa de radio que Malik había hecho el verano pasado (donde entre otras cosas habla sobre el trabajo con el documental), y que la radio sueca había vuelto a transmitir.

El documental sobre el misterioso músico Sixto Rodriguez, que en los setenta hizo dos discos que en EE.UU. vendieron en poquísimos ejemplares, por lo que Rodriquez simplemente continuó haciendo trabajos de contrucción, demolición y reformas en Detroit, y educando a sus tres hijas para la vida.

Pero resulta que después de algún tiempo, uno de sus poquísimos discos vendidos llegó a Surafrica, donde sus canciones enlazaron con el deseo de libertad y justicia de gran parte de la población joven. Y allí se hizo grandísimo: de sus discos se vendió más de medio millón de copias, y la gente -en ese país por entonces muy aislado internacionalmente- pensaba que era un "superestrella" al nivel de Jimi Hendrix. Pero un superestrella que ya no vivía, porque circulaban unos rumores de que se había suicidado en medio de un concierto.

Hasta que un periodista decidió investigar el asunto, y al final encontró a Rodriquez, vivo y completamente ignorante de su éxito.

Y es a partir de ahora, cuando Sixto Rodriguez aparece en persona, que la película realmente adquiere intensidad y empieza a conmover. Como cuando acompañado por sus tres hijas va a Surafrica para dar un concierto, esperando que quizá haya una veintena de personas allí para escucharle - y en lugar de eso llega a un gran estadio lleno de miles de personas emocionadas y entusiasmados. Y da su concierto con toda naturalidad, en un ambiente donde el respeto y cariño entre él y el público casi parece poder palparse de tan intenso.

Sin embargo, no se emborracha ni se corrompe con su éxito. Conserva estas cualidades que quisieramos encontrar tanto en los políticos como en la gente en general:

Sinceridad.
Humildad.
Humanidad.
Independencia.
Coherencia con sus principios éticos.

Recomiendo este documental, hecho en 2012.

La foto que pongo aquí no tiene nada que ver con esta historia. O sólo esto: que el cantueso, que es una planta de la familia de las lavandas autóctona de aquí (y estupendo para unos jardines de bajo mantenimiento), igual que Sixto Rodriguez no necesita mucho para vivir y florecer y ser ella misma.


(Lena)

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