Hace alguna semana fui en tren a
Galicia. En los pocos viajes que hago, suelo disfrutar mucho viendo el paisaje
desde la ventanilla. Sin embargo, esta vez el trayecto más bien me desanimó.
Fue así porque a partir de
Zamora, en vez de deleitarme mirando campos, pueblos, bosques y montes, lo que
ví fueron grandes heridas en el paisaje debido a las obras faraónicas que se
están llevando a cabo para que en 2018 se pueda ir en AVE desde Madrid a Vigo o
a Santiago.
En estos tiempos de recortes en
la sanidad y la educación, en lo social y cultural... ¡estas obras de
infraestructura innecesaria siguen! Cuando en los tres tramos de Avant – alta
velocidad a media distancia – que ya existen en Galicia, una media de cuatro de
cada cinco asientos iban vacíos el año pasado.
En el artículo “Razones
ecologistas para querellarse contra Bárcenas”, del último número de la
revista de Ecologistas en Acción, leo que España es el segundo país mundial en
cuanto a kilómetros de lineas de alta velocidad ferroviaria (después de China)
– pero que sólo tiene la quinta parte de viajeros por kilómetro construido respecto a Francia. Y somos el país europeo
con más kilómetros de autovías y autopistas, además de tener records europeos
de aeropuertos y puertos.
Y otro record: el del desempleo.
Pero da igual, parece que todavía
funciona el mito de que la construción de infraestruturas de transporte crea
riqueza, bienestar y puestos de trabajo. Este mito que ha sido promovido tanto
por gobiernos del PSOE como el PP – y cuyas obras resultantes seguramente han
creado riqueza para determinadas personas, pero no para la sociedad en su
conjunto.
Mirando por la ventana del tren,
no sólo veía estas obras, sino también veía antiguas estaciones ferroviarias,
muy bonitas la mayoría, pero cayendo en ruinas. Porque el tren ya no para allí,
dejando las poblaciones aisladas.
Menos mal que ayer por la noche
escuché una buena noticia en la radio: que los juegos olímpicos 2020 NO se van
a celebrar en Madrid. Porque sí, pertenezco a la minoría (escuchando la radio
parece que ni existimos) que veíamos con preocupación la candidatura de Madrid,
pensando en los presupuestos que tienen tendencia a triplicarse, en aún más
recortes – incluso en instalaciones deportivas más humildes y utilizadas por la
“gente normal” (...se está haciendo tarde, y no doy con una expresión mejor).
Y para terminar: en estos tiempos
de crisis y recursos limitados habría que pensar cuidadosamente en PRIORIDADES
– tanto a nivel local como nacional. Además, me parece que estas prioridades se
deberían acordar entre todos, que se deberían aclarar y debatir. Y para esto
necesitamos más transparencia y participación. Aquí como en otros sitios.
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