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miércoles, 28 de agosto de 2013

El “Mercaditillo” ( Artículo de un vecino )



A  causa de la profesión que ejercen mis padres he visto muchas ferias durante unos cuantos años y siento decir que me siento decepcionado tras visitar la estampa seudomedieval que ofreció este fin de semana la rivera del río. Tras haber presenciado el llamado “Mercado medieval” me gustaría creer que nadie en el ayuntamiento tuvo algo que ver con semejante actividad y que tan solo se han limitado a añadirlo al programa de verano sin calcular las consecuencias; y es que se hacía patente una organización tan cargada de desidia, apatía y desgana que hacía enrojecer de vergüenza.
            Dada la poca calidad del mercado me parece exagerado llamarlo así y, en un intento de facilitar la comprensión de lo que para mí supuso, acuñaré un término que creo más apropiado para esta aberración al buen gusto. Tomando como modelo de comparación el mercadillo que tenemos todos los miércoles  y pareciéndome insuficiente añadir un solo diminutivo me referiré a él como “mercaditillo”, teniendo en cuenta el escaso volumen que, a su vez, era inversamente proporcional a la cutrez del mismo.
            Pues bien, decía que el “mercaditillo” medieval careció de gusto y buena organización. Si lo que se pretendía era resultar hortera se ha conseguido con creces, pero como no creo que esa fuese su intención principal me siento desencantado. No me parece que haya que irse muy lejos para encontrar ejemplos de organización de mercados medievales, ya que el mes que viene tenemos el de Ávila del que muchas ideas podrían haberse extraído; sin embargo eso supondría un esfuerzo añadido que los organizadores parecen no estar dispuestos a emplear. ¡Ojo! No digo que se imite el mercado abulense, pues ni tenemos tanto dinero ni tantos medios como una capital de provincia. No digo eso pero dejo caer que con medios escasos podría haberse hecho algo más decente, o por lo menos eso creo yo. Y es que por mucho que me digan poner cuatro banderines mal puestos en la Calle Hospital (porque estaban mal puestos) refleja desgana y no falta de medios.
            El visitante que recorre el paseo de la vergüenza que supone la citada calle llega a la chopera y se encuentra con una cantidad nimia de puestos cargados de baratijas que bien podrían encontrarse en el ya citado mercadillo de los miércoles y que, por tanto, no suponen nada especial (salvo, claro está, por la vestimenta). Ante mi asombro descubrí que la música de las colchonetas invadía el ambiente dándole ese toque tan juglaresco a la feria con la Danza Kuduro, la cual, como de todos es sabido, fue compuesta por el ilustre Alfonso X. Y es que se supone que en este tipo de mercados (los de verdad, no los “mercaditillos”) deben llevar una ambientación acorde con la temática. Llámenme loco pero a mí me parece lógico.
            He de decir que se salvaron algunas cosas como el puesto de quesos, chorizos y demás y el de las aves rapaces cuyo dueño, según tengo entendido, realizaba algún que otro espectáculo. No creo que esto pueda esgrimirse como un logro de los organizadores ya que es lo que se espera de estas actividades y la consecuencia lógica de una organización decente que este “mercaditillo” desconoce. Se puede aducir que los puestos eran de corte medieval e, incluso, que algunos de los feriantes vestían ropajes dignos del más pintado de nuestros medievales antepasados; pero de nuevo añadiré que es lo esperable.
            Lo último que quiero señalar son los paseos en burro que me despertaron un suspiro de abatimiento y que fueron la puntilla a la serie de catastróficas malas decisiones. No digo que no se hiciesen actividades de paseo en burro, (que tienen tanto de medieval como el ambiente del pueblo en esos días) ya que me parece una actividad bonita para los turistas; pero me rechina el hecho de que la palabra burros aparezca en el cartel que anunciaba el mercado en la calle principal. Quiero decir: ¿burros? ¿Es eso lo característico del “mercaditillo” medieval de Navaluenga? ¿Los burros? ¿No la cetrería o la calle hospital con su profusa decoración? ¿Los burros? Cuando vi eso sabía que no podría pedir peras al olmo; que no habría espectáculos de juglares, de tiro con arco o quizá una pequeña representación de esgrima, en definitiva: que más me valía eliminar ilusiones acerca de algo realmente bien hecho.
            No sé quién es el concejal o concejala responsable, pero tiene mucho trabajo por delante para enmendar estas cosas (aunque he de decir que ejemplos no le faltarían, ya que se realizó durante dos años una feria monográfica de cerámica con notable resultado y de la que nunca más se supo). Y es que, a modo de conclusión me gustaría señalar que este pueblo, pueblo en el que me he criado y del que me siento parte mucho más ahora que pasa por momentos difíciles, tiene un potencial enorme para realizar cualquier tipo de actividad cultural. No se requieren grandes proyectos, simplemente buenas ideas y estoy seguro de que más de un vecino las tiene. Como digo, Navaluenga me parece que tiene el potencial necesario para gestionar cada verano un paquete de actividades culturales que sean la envidia de la zona y que atraigan un turismo más respetuoso que aquel que traían las despedidas de soltero, con las cuales ahora nos lamentamos. Me parecen acertadísimas, por ejemplo, cosas como la feria del melocotón o la jornada de matanza. Pero lo mismo que se pone empeño para ellas debería ponerse para todo lo que se hace, porque como se suele decir: para hacer las cosas mal o a medias, mejor no hacerlas.




Daniel San Miguel Gamero

4 comentarios:

  1. La verdad es que estoy de acuerdo contigo, creo que la artesanía y el espectáculo en si mismo tienen el suficientemente peso para no tener que mezclarse, y que cuando se hace por otra parte...¡tiene que estar bien hecho!
    De todas maneras me lo tomo como una variedad más de absurdo social...

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  2. Turismo cautivo, sarao fácil, política de bajos vuelos, en fin, para que se van a tomar el trabajo de organizar una buena feria si con un espectáculo cutre les alcanza.

    Estoy en desacuerdo con tu opinión sobre la feria del melocotón, quizás ser equidistante no es repartir una de cal y una de arena, significa, simplemente, ser justo.

    La feria del melocotón es una farsa y una estafa, como expongo en el artículo que está un poco más arriba.

    Saludos, y felicitaciones por tu artículo, y tú valentía al firmar.


    Gonzalo Quiroga.


    P.D: Tienes abierto el blog para escribir lo que quieras cuando quieras,

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  3. Muchas gracias por tu apoyo Gonzalo. Por mi parte estoy completamente a favor de la labor que estáis realizando para intentar mejorar el pueblo. Se agradece que después de tantos años de oscurantismo empiece a verse algo de luz; así que felicidades. Y siempre que se me ocurra algo que comentar este blog hará las veces de altavoz, tribuna y ágora, funciones que, hasta ahora, ha ido adquiriendo.

    Daniel San Miguel.

    P.D: Acabo de leer los comentarios, por ello el retraso temporal.

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  4. Nada, gracias por el apoyo, y cuando quieras, ya sabes, tienes el blog a tu disposición.

    Saludos,


    Gonzalo.

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