Cuando leí el artículo de Lena sobre la educación en España,
recordé el programa de Jordi Évole (Salvados), emitido en la Sexta, el pasado
domingo, día 3. Se trataba de explicar por qué falla nuestro sistema educativo
y de compararlo con uno que funciona bien, el finlandés.
Casi cinco millones de espectadores prueban que el asunto
interesa y el resultado fue instructivo, aunque se identificó sistema educativo
con educación primaria; solo se analizó esta parte de la enseñanza y los
elevados niveles de fracaso y abandono escolar que hay en España se producen en
secundaria, un mundo muy diferente al de primaria.
El análisis de este fracaso corrió a cargo del catedrático
de Didáctica Jurjo Torres, y en su opinión, el que falla es el profesor:
en España se dedican a la docencia los alumnos con peores expedientes (un cinco
en selectividad basta para estudiar magisterio), en Finlandia son los mejores
los que quieren dedicarse a la enseñanza. La profesión de profesor es de
"gran prestigio" allí. Una estudiante española en prácticas en aquel
país asegura :"En el país finés están mas preparados, tienen que estudiar
un máster y sólo el 10% de la gente que quiere dedicarse a ello consigue
hacerlo. En España es la carrera que todo el mundo elige cuando no le dan la
nota".
El
catedrático continuó diciendo que lo bueno de nuestro sistema educativo es que
favorece la integración y la cohesión social y lo malo es que no da la
formación adecuada a los alumnos, que los aburre y se van (uno de cada tres
alumnos abandona la escuela), que no ilusiona. Nadie presume en Finlandia de
contribuir a la integración y cohesión social: se parte de ella ; de hecho no
hay mas escuela que la pública (98%). Se presume de la formación que proporciona
y de la satisfacción que produce entre estudiantes, docentes y familias; y esto
se ha conseguido preguntando a los profesores cuando hay que hacer algún cambio,
y no a los pedagogos, organizaciones sindicales o a los políticos. Cuando el
Gobierno quiere hacer una reforma educativa, hablan con el profesorado para
saber qué es posible y qué no: "Los profesores en los centros no notamos
el cambio de Gobierno".
Tampoco
existe un cuerpo de inspectores encargado de velar por la eficacia del sistema,
sino que se confía en los docentes , quienes, liberados de cargas burocráticas,
pueden consagrarse a lo que importa. La labor de " inspección" la
tienen los padres, quienes tienen derecho a asistir en cualquier momento a las
clases de sus hijos para ver lo que estos hacen, se implican en la educación
y el Gobierno los ayuda (no pagan los libros, comedor...). Las escuelas
públicas tiene todas los mismos recursos, son tan buenas que no existe una
escuela de élite.
Respecto al ajuste
de 3.000 millones en Educación, Jurjo asegura que "es imposible
recortar ese dinero sin repercutir en la calidad de la enseñanza". En los
años 90 en Finlandia hubo una crisis parecida a la de España. "Se hicieron
recortes en enseñanza y eso se está notando ahora". Y es que los niños que
lo sufrieron son "los que están marginados y parados". "Por los
recortes en la enseñanza de Finlandia hay una generación perdida". "
O se invierte en la gente menuda o a lo largo se acabará pagando".
http://www.lasexta.com/videos/salvados/2013-febrero-3-2013020300007.html
(MCV)
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias, MCV, por aportarnos esta información. Me parece muy interesante. Sin embargo, discrepo con el catedrático Jurjo Torres cuando culpa a los docentes por el fracaso escolar. No creo que los maestros y profesores en España tengan un nivel académico bajo; aunque a lo mejor sea facil entrar a estudiar magisterio, el luego encontrar un puesto creo que es bastante más difícil. Seguramente habrá muchísimos docentes muy capacitados, incluso con vocación, que se quedan frustrados al ver todo el tiempo que se les van en trabajos burocráticos, y muchas veces también en problemas de falta de atención entre los alumnos, y falta de apoyo de los padres y de la sociedad en general.
ResponderEliminarPERO también pienso que la enseñanza es un reflejo de la mentalidad que domina en la sociedad - una sociedad donde no se valora la participación y el pensamiento crítico, donde se tiende a ver la educación más como "dar" un conocimiento bastante estático, en lugar de fomentar la capacidad de pensar, cuestionar, crear, de aprender de forma activa e independiente.
Recuerdo un curso sobre Turismo Rural que empecé hace unos (bastantes) años: la mujer que lo impartía era amable, capáz, tenía conocimientos y los expresaba con claridad. Y sin embargo el curso me parecía de un aburrimiento insoportable, debido a que se suponía que las alumnas debíamos estar allí cuatro horas al día sólo escuchando pasivamente, sólo recibiendo.