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miércoles, 20 de febrero de 2013

Bar "La Celestina" : Un lugar para gente "auténtica"


Viajo esporádicamente a Madrid para realizar unas actividades muy concretas que suelen reducirse a cosas como comprar una buena mozzarella para mis pizzas, pasear un poco, y recluirme en un bar con terraza donde poder fumar y leer,  mientras dejo que las horas pasen.

Afortunadamente mi compañera tiene unos intereses más variados que a veces permiten abrirle una ventanuca a mi estrecho mundo.

Resulta que buscando la bendita mozzarella me enteré que en el mercado de "La Paz" había un puesto donde tenían una bastante buena, así que luego de obtener mi preciado botín busqué un bar donde me pudiera solazar leyendo y fumando un purito.

Así conocí a "La Celestina" y desde ese momento la llama de mi "imposible" y secreto amor nunca se ha apagado.

Cual sino ella-recordar la novelilla de Rojas- podía resultar más encantadora para un seudoperiodista en busca de "chismes" sobre la derecha española y la casta social que con más fidelidad la sostiene.

Para el estandar del barrio de Salamanca este bar no es excesivamente caro ni lujoso, es un lugar muy "familiar" donde se va todos los días a desayunar o a tomar un whisky y a jugar la partida con los amigos; para los habituales es como el "office" de sus casas.

También va gente que trabaja en el barrio, algún despistado como yo, y mucho "aspirante a pijo" con el indisimulable uniforme- lenguetazo en el pelo, cuello subido, camiseta de polista- que nos informa que el susodicho piensa que "pertenecer tiene sus privilegios"-viejo eslogan de "American Express"-.

Así que salvando las "oceánicas" distancias, al igual que Izquierdo en "El País", busco recordar de vez en cuando los prejuicios y valores que sostienen a la derecha española, y este es uno de mis lugares preferidos; la gente que acude a este sitio es en su mayoría votante del pp, habra algún independiente, y también habrá votantes de falange española, y digo esto porque aunque parezca obvio, es importante recordar la estructura mental de un importante grupo que sostiene y está integrado dentro del partido de gobierno.

Es que resulta que la mentirijilla de Fukuyama sobre el fin de las ideologías parece haberse instalado en la mente de mucha gente, así que cuando estoy un poco desmotivado o tengo alguna duda sobre que camino tomar, acudo a lugares como este para recordar la vigencia de ciertos valores; pues esta gente tiene muy claro cual es su ideología y cuales son sus intereses, y de eso es de lo que hablan; que si es un horror lo de los inmigrantes en la sanidad pública, o si a la vuelta de mi viaje a Nueva York mi empleada me pidió que le pague en blanco, y que la herencia de mi padre es un rollo porque hay que pagar mucho notario, u otras cosas por el estilo; en cierto punto esta gente es más marxista que Marx, porque conocen como nadie la diferencia de clases.

Vieron que gracioso el cartel que exponen en el bar, ¿no?, pues salvo porque el tiranozuelo se fumó en pipa la dignidad y la vida de mucha gente, es gracioso, ¿o no?.

En fin, la última vez que acudí-por navidades-, había una mesa de clientes habituales donde un sesentón escupió sin complejos esta frasesilla: " Estoy en contra de que a esas larvas haya que pagarles el paro y la pensión"; es verdad que en un alarde de progresismo un interlocutor le respondió : " Hombre los parados vale, que se busquen la vida, si quieres trabajas,  pero las pensiones creo que deberían ser pagadas".

También estaban muy divertidos con la historia del Baltasar que había sido apresado por no tener papeles y se había descubierto que había robado en no sé donde. En fin, siempre la casposa desconfianza hacia el pobre , el inmigrante- eso si, los tienen para el servicio doméstico- y las eternas autojustificaciones de clase; estoy seguro que a alguno de mi pueblo- ¿algún político quizás?- le gustaría sumarse a las tertulias del bar, se lo recomiendo, queda en la calle Lagasca.

ImageEs obvio que en lugares como este va gente que piensa de una  forma más humana e incluso los más cerriles pueden dar muestras de compañerismo y humanidad. No se trata de caer en reducciones ni en simplificaciones, pero si de recordar la distancia que separa a la derecha de este país de unos mínimos valores integradores,  e incluso también del ahora mermado socialcristianismo que supo adoptar el resto de la  derecha europea en tiempos pretéritos.

Ahora bien, se imaginan en Alemania un cartel con la foto de Hitler  pegada en el expendedor de tabaco con una frase semejante, o una de Videla en Argentina, no se dan cuenta estos graciosillos que pegar una foto con el dictador y su escudo habla mucho sobre su valores éticos y democráticos.

Si, lo saben, pero algunos añoran esa época donde todavía eran un poco más señoritos.

Pues vayan sacando el cartel muchachos, pues esa época ya no volverá-¿quieren apostar?-, y en esta que estamos pasando las grasietas de unos carcas casposos ya no son tolerables.

Por cierto, para la próxima vez que  pase por ahí, no acompañen con una tapa a la cerveza-por cierto, está muy bien tirada-, porque en ciertas ocasiones la comida me resulta algo indigesta.





Gonzalo Quiroga



4 comentarios:

  1. Que lástima, como son estos ................."GALLEGOS"

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  2. Supongo que sos argentino, y si bien es verdad que en Argentina no se admite una foto de Videla en un lugar público, entre otras cosas porque perdieron una guerra, estuvieron "solo" siete años y no cuarenta como Franco, etc, también es verdad que en Argentina tenemos una cultura mucho más violenta y corrupta que aquí.

    Saludos,

    Gonzalo.

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  3. No creo que sea capaz de ir pero merece la pena que hayas ido tú para sacarnos unas risas...bueno, espero seguir creyendo que realmente ese submundo de ese bar cualquiera sea eso...una mínima parte del absurdo anclado¡sorprendentemente!en este tiempo que nos ha tocado vivir que apuntaba a mejor y se quedo en el camino. Cristina

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  4. Pues lo recomiendo, porque no es cuestión de criminalizar sino de conocer como piensa la gente que más a favor está de la privatizació de la sanidad, educación, etc.
    De verdad, hay gente que acude que hasta me cae simpática, sobre todo algún viejo, pero es bueno mezclarse de vez en cuando, se gana mucho en perspectiva.

    Saludos,

    Gonzalo.

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