En el último Mercadillo de trueque, Tina me contó que
ahora estaba viviendo en una “cueva”, una choza de piedras, en el campo. En
lugar de quejarse de las circunstancias que la habían llevado allí, y de la
precariedad material, veía la libertad, belleza y potencial de aprendizaje que
esa simplicidad conllevaba.
Ahora se ha ido a pasar un
tiempo al sur, pero antes me envió este “Diario de la cueva”, dándome permiso
de seleccionar lo que quería para publicarlo en nuestro blog. Es lo que he
hecho:
(Lena)
10 de diciembre
...Son las cuatro de la tarde con este sol transparente escucho el
silencio.
No hay luz eléctrica, todo es paz, solo se escuchan los pájaros y
los aviones.
Hay tanta paz que asusta, acostumbrados a los sonidos urbanos, la
cueva aparece como una balsa en
medio del océano.
¿Cuándo perdimos el silencio?
Aquí sentada me pregunto porqué vivimos tan rápido, que
nos falta que corremos para buscarlo? Acaso hemos perdido el norte?
Donde está lo que nos mueve?
Tenemos miedo a parar o a morir?
Por la noche me caliento las manos con la vela y escribo…
14 de Diciembre
...Dentro de la cueva con luz de vela escribo, no hace frío y la
oscuridad te arropa calidamente, solo se escucha el viento y los aviones. Me
recuerda a la tormenta del desierto, te escondes como el escorpión y esperas a
que termine.
Estoy mimetizada con este espacio, protegida… Quien soy?
Pierdo el ego…
Me encuentro, tengo paz. Escucho el viento. Gracias
Esta noche de viento es cálida.
Hace una semana que estoy en la cueva, para celebrarlo he comprado
tres velas azules.
He gastado en una semana 1 euro de energía (tres velas).
Podemos retroceder en el tiempo? Hacernos la ropa, cocinar con fuego, usar velas.
Voy a soñar con la involución...
Son las 9,19 de la mañana de este 15 de Diciembre
Después de unas horas de viento en la noche, vino la lluvia y la
calma. No hace frío, todo es paz.
Al contrario de las casas de ladrillo, la cueva se mantiene cálida, es como una esponja,
absorbe la temperatura exterior fácilmente.
Entiendo que haya personas que dejen la ciudad por el campo. Ni
siquiera ya un pueblo,
con sus postes eléctricos y sus antenas de telefonía móvil. Campo puro y duro.
Cuevas y chozas, en contacto con la naturaleza al 100%.
Pensarás que tontería, ya no se puede vivir sin luz
eléctrica, volver al pasado.
¿Quizás por salud?
(...)
...Estaba invitada a comer un cocido, elaborado con amor
como las comidas antiguas al fuego por varias horas. Ha sido difícil volver a
la cueva, dejar atrás el calor humano, la televisión, los juegos, el ordenador.
Entrar en tu mundo interior a través de una cueva de piedra, apoyada en tres
velas, un cuaderno y un bolígrafo. Tengo un libro, hoy como última noche en
este hogar me permito leer y gastar más de tres velas. Me despido de mi
vivencia en la cueva, me ha dado tiempo a pensar en los porqués y paraqués de
nuestra existencia.
He aprendido algo?
A no tener miedo, a escuchar, a meditar y a sentir que estoy
en movimiento con el Cosmos. A sentirme humilde como el ratón, soy superior
porque tengo tres velas y soy inferior porque no puedo ver en la oscuridad como
el perro.
He aprendido a observar y sobre todo he sido feliz.
Mañana dejo la cueva, espero que esta experiencia me ayude a
valorar mejor mi existencia...
(Tina)
Gracias Tina, nos transportaste a una experiencia que nos hizo estar un ratito en la misma cueva.
ResponderEliminarGonzalo.
Tina, me ha impresionado tu experiencia. Espero que te haya servido para distanciarte y reflexionar. Pero no podemos dejar que el capitalismo nos expulse. Estoy de acuerdo en que podemos vivir con menos cosas pero no con menos relaciones. Gracias por compartir parte de tus vivencias y pensamientos.
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