Hace alguna semana leí en la
prensa sobre el informe publicado por la FAO, la Organización Mundial para la
Agricultura y.la Alimentación. Según el artículo, la organización expresaba su
optimismo al comprobar (con una nueva metodología...) que el número de personas
que sufren hambre severa en el mundo habían bajado de los más de 1000 millones
en 2009, a 870 millones ahora. Atribuía esta reducción al crecimiento económico
y a la supuesta mayor eficacia del crecimiento agrícola.
Sin embargo, no todos comparten
ese optimismo, o esa visión.
En su artículo “Mentir para matar
de hambre” Gustavo Duch, coordinador de la revista “Soberanía Alimentaria”, se
lamenta de que ahora habrá que añadir la FAO a los Cuarteles de la Mentira
que trabajan para hacer de los bienes y recursos colectivos del Planeta una
maletín de beneficios para unos pocos (donde estará junto al Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, y la Organización Mundial de Comercio). Llega a esta conclusión después de
leer un artículo escrito por su Director General Da Silva junto al Presidente
del Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (publicado en Wall
Street Journal), donde defienden que “el hambre es el resultado de la escasez
de alimentos por lo que se requiere aumentar la productividad y eso sólo sabe
hacerlo la industria agrícola”, y en consecuencia promueven las inversiones
para el acaparamiento de tierras campesinas a favor de los agronegocios de
exportación y especulación.
Pero contrario a esta afirmación,
Duch explica que el sistema agroalimentario industrial es sumamente ineficaz a
la hora de producir alimentos y combatir el hambre; es una agricultura muy
cara, dependiente del petróleo, de los fertilizantes y pesticidas, con gran
consumo de agua, y que priva a millones de personas campesinas de su medio de
vida a la vez que genera una cantidad enorme de gases de efecto invernadero y
destruye la fertilidad del suelo.
En “coordenadas” de Radio Tres se
puede escuchar una entrevista con Gustavo Duch.
Oxfam, en su campaña CRECE, también habla del problema del acaparamiento
de tierras: cada segundo los países pobres pierden un área de tierraequivalente
a nueve veces el tamaño de un campo de fútbol, que pasa a manos de inversores
privados y bancos. Han realizado el pequeño video “Guía de principiantes para
detener el acaparamiento de tierra”, que
pongo aquí.
Y si alguien quiere escucharlo en inglés, puede pinchar en
este enlace.
El hambre no se debe a una insuficiente producción global de alimentos, sino a que la riqueza está tan injustamente repartida. La agroindustria no produce alimentos (o biocombustible...) para regalárselos a los pobres, sino para venderlos al que tenga dinero para comprar.
(Lena)
Sí, es algo que cuesta que comprendan por estos lados.
ResponderEliminarLena, mañana sábado a las 14hs, si quieres puedes escuchar el programa de Ruli en am690(K24).
Lo pones en google y ya está.
Saludos,
Gonzalo.
Mala administración, pésima organización, escasa intención de arregalar deficiencias sociales. La ignorancia ¿quién lo decía? es el peor de los lacres para la evolución de una sociedad, no se entiende nada, no se solucionan ausencias si no existen respuestas coherentes y consecuentes.Buena reflexión inducida en el articulo, Lena. Cristina
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