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jueves, 30 de agosto de 2012

¿Sabemos qué comemos?

Cada año aumenta el número de personas en el mundo que sufren enfermedades debido a la contaminación ambiental. Los alimentos y el modo en que son producidos es una de las principales causas, ya que se utilizan grandes cantidades y tipos de agroquímicos con la finalidad de obtener mayores rendimientos.

A veces las poblaciones están expuestas a los pesticidas utilizados por los agricultores; los pueden recibir de forma directa al residir cerca de alguna zona de cultivo donde estén pulverizando con estos productos, y también pueden ver afectada su salud cuando comen  los alimentos que han incorporado estos compuestos.

Los productos químicos utilizados en este tipo de agricultura intensiva son determinantes en el desarrollo de ciertas enfermedades crónicas que se han incrementado en los últimos años: sistema nervioso, de la sangre, como leucemias, ligadas al sistema reproductor, cáncer de mama, próstata, esterilidad, inmunológicas.

Se produce un deterioro de la calidad del aire, agua y suelo, y disminuye la biodiversidad, llegando en algunos lugares a la extinción de especies animales y vegetales.
 En el caso de cultivos que utilizan OMG(organismos modificados genéticamente), la situación se agrava, ya que además de no estar probada su seguridad y consecuencias sobre el medio ambiente y salud de los seres vivos, requieren el uso de herbicidas que son comercializados por las mismas multinacionales de biotecnología que venden sus semillas patentadas, generando beneficios millonarios. Son éstas y las grandes empresas de alimentación las que dominan el mercado y fijan precios, provocando la desaparición de pequeños y medianos productores.

Una vez más sufrimos las consecuencias de un sistema que antepone los beneficios económicos sobre el bienestar de los ciudadanos y donde los gobiernos consienten y son cómplices.

Por todo ello necesitamos producir y consumir productos naturales, sin manipulación genética y sin uso de compuestos tóxicos. Recuperar los conocimientos populares para el cultivo de nuestros  alimentos, y comer aquello que se produce en la zona, ayudando así a nuestros productores y contribuyendo a mejorar la economía local y generar empleo, además de vivir de forma sana. No tiene sentido importar frutas y verduras de otros países e incluso de otros continentes porque ello supone un elevado coste medioambiental.

 Así cuidamos también nuestro entorno privilegiado, para que las futuras generaciones puedan disfrutarlo. Nuestros niños lo agradecerán.

Os recomiendo este documental a cerca de un pueblo de Francia, Barjac, la población tiene miedo por la contaminación ambiental y el incremento de los casos de cáncer. El alcalde decide que en el comedor del colegio solo se tomarán alimentos producidos de forma natural. Además llevan a cabo una iniciativa muy interesante y que pienso, debería implementarse en las escuelas,  los niños participan del cuidado del huerto, aprenden y se familiarizan desde la infancia con productos sanos y este modo de producir y consumir va calando poco a poco en la población.


 Paola





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