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martes, 3 de julio de 2012

Dos malas hierbas: una muy mala y otra no tanto

Dos malas hierbas: una muy mala y otra no tanto

Aunque las llamadas “malas hierbas” muchas veces no me parecen tan malas, sí hay algunas que preferiría poder eliminar de mi huerta y jardín.

Como hay que conocer tanto a los amigos como a los “enemigos” (o digamos los seres ante los que sentimos bastante reserva), hoy he buscado información sobre la Euphorbia y la Acedera, de los cuales hay una infinidad en mi finca, a pesar de mis intentos de arrancarlas.  

La “muy mala” es la Euphorbia. No consigo saber exactamente qué tipo de Euphorbia es el que abunda aquí; desafortunadamente no parece que sea la E.helioscopia, que es anual, sino más bien E. Serrata o E. Esula ( ¿alguien conoce con qué nombre común se la suele llamar?), los dos perennes.
 
Tiene unas raíces leñosas que penetran y se extienden a gran profundidad, y parece que cada trozo que queda en la tierra es capaz de sobrevivir y hacer brotar una nueva planta.  

Lo que la convierte en “muy mala” (...aunque ya sé,  que todos tenemos derecho de vivir...) es que todas las partes son muy tóxicas: su látex – su savia lechosa – es irritante para la piel, y en contacto con las mucosas produce inflamaciones muy dolorosas.

La que es menos mala que lo que pensaba es la Acedera (Rumex acetosa). Su lado problemático es que, igual que la Euphorbia, es muy difícil de eliminar. Sus raíces leñosos se agarran al terreno con tenacidad, y donde he cavado, pensando que las había sacado, siguen saliendo por entre cebollas y tomateras. Aunque habitan sobre todo en tierras de labranza pobres en nutrientes, y es verdad que donde he echado bien de mantillo salen menos.

Su lado bueno, al que me he enterado ahora, es que es comestible: tradicionalmente se ha utilizado igual que las espinacas y las acelgas. Es decir, las hojas, ricas en potasio, vitamina C y hierro, se pueden hervir ligeramente, o utilizar en cantidades moderadas como condimento en ensaladas, por su sabor a vinagre. Sin embargo, lo de moderado es importante, ya que además contienen ácido oxálico (igual que las espinacas y, en menor medida, las acelgas), que pueden fomentar cálculos renales y también dificultar la absorción de calcio y hierro si abusamos de ellas.

Será por eso que a mi yegua no le gusta (como es sabia en cuestiones de hierbas, la observo mucho).

(Lena, 2012-07-01)



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