Dos malas hierbas: una muy mala y otra no tanto
Aunque las llamadas “malas hierbas” muchas veces no me parecen tan malas, sí hay algunas que preferiría poder eliminar de mi huerta y jardín.
La “muy mala” es la Euphorbia. No consigo saber exactamente qué tipo de Euphorbia es el que abunda aquí; desafortunadamente no parece que sea la E.helioscopia, que es anual, sino más bien E. Serrata o E. Esula ( ¿alguien conoce con qué nombre común se la suele llamar?), los dos perennes.
Tiene unas raíces leñosas que penetran y se extienden a gran profundidad, y parece que cada trozo que queda en la tierra es capaz de sobrevivir y hacer brotar una nueva planta.

Lo que la convierte en “muy mala” (...aunque ya sé, que todos tenemos derecho de vivir...) es que todas las partes son muy tóxicas: su látex – su savia lechosa – es irritante para la piel, y en contacto con las mucosas produce inflamaciones muy dolorosas.
La que es menos mala que lo que pensaba es la Acedera (Rumex acetosa). Su lado problemático es que, igual que la Euphorbia, es muy difícil de eliminar. Sus raíces leñosos se agarran al terreno con tenacidad, y donde he cavado, pensando que las había sacado, siguen saliendo por entre cebollas y tomateras. Aunque habitan sobre todo en tierras de labranza pobres en nutrientes, y es verdad que donde he echado bien de mantillo salen menos.
Será por eso que a mi yegua no le gusta (como es sabia en cuestiones de hierbas, la observo mucho).
(Lena, 2012-07-01)
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